
Guillermo Ayala García
Optometrista
Opticlinic-Oftalmoclinic
Los ojos son órganos sensitivos que se hallan muy expuestos al exterior, por lo que son muy sensibles a cualquier alteración de este.
En invierno las temperaturas descienden y el frío produce que la membrana ocular y la córnea se resequen, facilitando la aparición del síndrome del ojo seco. Esto afecta en torno al 10 y 20% de la población, sin embargo, su prevalencia aumenta a medida que se envejece, llegando a aproximadamente un 75% de la población mayor de 65 años.
Otros grupos con tendencia al ojo seco son las mujeres menopáusicas, embarazadas o que toman anticonceptivos orales, los enfermos reumatológicos y las personas con déficit de vitamina A.

Además, a causa del frío la producción de lágrimas se reduce, lo que deja al ojo sin lubricación y desprotegido ante amenazas externas y lesiones, ya que la lágrima no solo hidrata la superficie ocular, sino que la limpia y le sirve de protección. Relacionado con este punto, encontramos el hecho de que en invierno, las bajas temperaturas suelen ir relacionadas con episodios de viento, el cuál puede producir entradas de cuerpos extraños en los ojos, causando conjuntivitis.
Por último, el factor que más suele olvidarse en estas fechas es el efecto dañino de la luz en nuestra visión. A pesar de que el cielo puede estar nublado, el sol sigue emitiendo sus rayos, por lo que no podemos descuidarnos. En invierno la potencia de los rayos ultravioleta puede ser mayor, y en el caso de haber nieve, la luz puede reflectarse en mayor medida.
¿Cómo podemos evitar los daños oculares en invierno?

En invierno debemos cuidar nuestros ojos de la misma manera que en todas las otras estaciones del año, teniendo algunas consideraciones específicas a este tiempo.
Aunque puedan parecer fuera de lugar o innecesarias, las gafas de sol son importantes no solo cuando estemos en la nieve, sino también en momentos de rachas de viento o si vamos a exponernos al sol. Usarlas evitará no solo la incidencia de los rayos ultravioletas, sino también la entrada de partículas.
Por otra parte, el frío también produce que estemos más tiempo en lugares cerrados y hagamos más uso de la calefacción, que puede resecar el ambiente, por lo que recomendamos que si se hace uso de ella se utilice un humidificador para limpiar y humedecer el aire.
Finalmente, en esta época en que se produce un descenso de la producción de lágrima, recomendamos parpadear más frecuentemente y hacer uso de lágrima artificial.