
Guillermo Ayala García
Optometrista
Opticlinic-Oftalmoclinic
El origen del sistema Braille
En el año 1825, Louis Braille, un francés ciego tras un accidente en su niñez, se interesó en un sistema utilizado en unidades militares y que transmitía instrucciones mediante un código táctil a descifrar basado en puntos en relieve, con la idea de esconderlas del enemigo.
De entonces 13 años, Louis Braille se dedicó a simplificarlo, adaptándolo a las capacidades y necesidades de las personas ciegas, que lo utilizan no sólo para leer, sino también para escribir y realizarse en diferentes áreas del conocimiento.

¿En qué consiste el sistema Braille?
El sistema Braille se basa en seis puntos que se distribuyen de diferentes formas, cayendo dentro de lo que se considera un sistema binario. No se trata de un idioma, sino que de un alfabeto reconocido de forma internacional, capaz de exponer letras, números y hasta signos, lo que lo hace realmente completo.
En total, existen 256 caracteres en braille, muchos de los cuales deben su significado al que le antecede o sigue. Incluso existe una traducción de las notas musicales al Braille.
Cada carácter está basado en seis puntos que se ordenan en dos hileras paralelas de tres. Según lo que quiera representar, ciertos puntos están en relieve y, al tocarlos, quién sabe interpretar Braille detecta a qué letra, número o signo corresponde.
Si bien el Braille es un alfabeto universal, existen pequeñas variaciones en cada idioma, añadiendo letras o reemplazándolas por otras, propias de cierta lengua. Alfabetos como el japonés y chino, combinan sonidos en caracteres braille, ya que de por si se basan en símbolos.

Mayor accesibilidad
La masificación del Braille es tal que hoy podemos encontrar escritura Braille no sólo en textos creados para gente invidente, sino que también en billetes y ascensores. Las personas ciegas disponen de computadoras con teclados en braille, teléfonos móviles e impresoras, que transforman un texto a dicho alfabeto.
La enseñanza del braille comienza desde muy temprana edad entre quienes nacieron ciegos y, los que se volvieron invidentes ya mayores, son capaces de aprenderlo rápidamente, siendo quizá la puerta de comunicación desde y para el mundo más importante, reemplazando el sentido de la vista con el del tacto de forma inteligente y ordenada.